Surrealista y divertida escena la vivida el domingo en el Giro de Italia. Tras la disputa de la etapa dos con final en Agrigento, Peter Sagan, que había subido al podio, tuvo dificultades para llegar al hotel.
El ciclista eslovaco del Bora-Hansgrohe debió de despistarse y no dudó en pedir indicaciones para poder reunirse con el resto del equipo y descansar para la subida al Etna.
Unos chicos que viajaban en coche no dudaron en ayudar al excampeón del mundo, permitiéndole que se agarrara al vehículo para coger más velocidad.
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